martes, 19 de junio de 2012

Nyan, nyan, dormir.

Este es el lugar más bello, con mis amigas las sobras y la desesperación. Es horrible calmarse y encontrarse pausado y ya no saber qué hacer en la oscuridad, menos cuántos loops al escribir. No veo nada y es precioso, debería cerrar los ojos también, incluso podría sonreir, y recordar todos esos lados y las cosas planas que se amoldan en las cosas redondas. Y todo se consume; y esto es estúpido, quiero subirle a la música. Aunque creo que me gusta así y qué bueno que no te veo, porque odiaría tus renglones grasosos.

Ni recuerdo el principio, sólo sé que siempre hablo desde mí y no sobre lo espacioso y flotante de la levitación intrínseca de no saber utilizar la palabra intrínseco. Gracioso que la luz parece buscarme, y yo sólo le respondo con dolor de cuello descriptivo. Algo burbujea y se muere.

No sé dónde está todo esto pero quiero hablar de los.
Acá detrás de la horrible pantalla, él ondea y se parte pero se enmudece con la hiedra que se trepa a sus incrustaciones raquíticas y espolvorosas, sus canicas nos besan a todos la piel y es como copartir la arena y todo eso bajamos poco a poco la evasión invasiva y no queremos olvidarlo ni queremos sacar frases luminosas, para eso están las tiendas y el dolor en los traseros.
Sobras y expansiones no sé qué tanto sobran o qué tanto se expanden, todos lo saben y lo dicen cuando pueden porque el formato debe llenarse o si no todos conocerán su propio líquido cefalorraquídeo.

Luz abductiva.

Nadie y todos deberían dormir aquí.
Las pequeñas gomas se sumergen y juegan a los buzos malolientes y aún así no descartan la posibilidad de incendiarse para buscar las ciruelas inquebrantables y sabias. Por más que su naturaleza topo los hace estrellarse y revolverse.
Las nubes desayunan los ojos tristes.

Eso pasa por agacharse demasiado, pronto empezará  a ver los escarabajos mielosos por la ventana.

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