Te quiero pensar, ya cállame. Sí, sí sí, el silencio es mejor, la pasividad aniquiladora, no, gracias. Aquí en unos renglones nuevos, me gustas más, yo te amo, rayitas. LOL, nos comunicamos.
Vientecillos, entrecerramos los ojos, basurita hijueputa ataca porque ella tiene hambre (y no es la única). Intersecciones tan divertidas. La hora de la expresión ansiosa, de la sumisión de mi cara horizontal y los ojos muertos, como peces bien electrocutados.
Los extraño, pececitos.
Duelo Duelo Duelo Duelo Duelo Duelo Duelo Duelo Duelo Duelo Duelo Duelo Duelo Infinito.
Se nos acaban los rieles y aún así seguimos, aún así repetimos y yo hablo de la 1era persona en plural. Ya te incluyo, quien quiera que seas, rayitas.
No esperaba menos de ti, LOL. Esto ya está empezando, a cenar.
Una colina, una carretera, verticales, una encima de otra y el infinito en medio de ellas. ¿Ficha 46? Ficha 46! Y a mí me toca la puta 53.
Tengo aquí entre mis manos un pedazo de tela de movimiento.
Determinado, determinación.
Y y con mis pies descalzos y mis manos entintadas, el bichito que recorre todo y se deja apresurar. Lo tomas y vuela. Justo como vino, sólo que conmigo, nos encontramos, y adonde quiera que vayamos, cada uno, en su idioma y con su especie, relataremos a los demás sobre nuestro encuentro o no, o quizá ni él/ella ni yo le diremos nada a nadie, tenemos un secreto. Tengo un secreto con un escarabajo diminuto.